Gracias al aprendizaje por proyectos implantado en nuestro Colegio Zola Villafranca los alumnos de infantil, a través de un viaje educativo, exploran el mundo de una forma divertida. En esta ocasión, nos adentramos en el proyecto «Niños del mundo».
Este viaje a través del mundo no sólo es una experiencia llena de conocimientos, sino también repleta de emociones; descubren sus primeras sensaciones al conocer algo que no conocen, aprenden a respetarlo, y surge en ellos la curiosidad por conocerlo y hacer crecer su visión del mundo. A través del juego, la creación y la manipulación los pequeños desarrollan habilidades como la curiosidad hacia lo desconocido.
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La finalidad de la aventura por distintos países
El objetivo principal es conocer la diversidad cultural, los diferentes idiomas, las costumbres, la gastronomía, las vestimentas, los ecosistemas y las banderas de cada lugar que hacen único a cada rincón del planeta y poco a poco saber situarlos en el mundo.
Usamos cinco países representativos de distintos continentes: España e Italia en Europa, Egipto en África, Estados Unidos y Brasil en América, China en Asia y Australia en Oceanía. Los niños identifican cada pueblo, conocen sus tradiciones y sitúan la nueva cultura en su propio mapa de su viaje personal.
Fomentamos el gusto por viajar y aprender, y la necesidad de ser capaces de comunicarnos en otras lenguas para poder entendernos.
El modelo educativo nutre a nuestros pequeños
En un colegio donde la innovación y el pensamiento emocional son pilares fundamentales, los niños de 4 años tienen la oportunidad de «viajar» a diferentes países sin salir de su aula. A través de experiencias sensoriales, los pequeños exploran culturas, tradiciones y costumbres de lugares lejanos, lo que les permite adentrarse en lo desconocido de manera segura y emocionante.
Este enfoque fomenta el respeto hacia lo diferente, invitando a los niños a valorar la diversidad y a ser curiosos sin temor. Los niños se sienten exploradores y descubren nuevas emociones ya sea a través de canciones, comidas típicas, trajes tradicionales o actividades lúdicas, cada “viaje” les permite conectar con su curiosidad y aprender sobre el mundo de forma divertida.
De este modo, el colegio no solo impulsa el conocimiento global, sino también el desarrollo emocional de los niños, cultivando empatía, respeto y el deseo de seguir explorando el mundo que les rodea.