5 consejos para relaciones verticales positivas con tus hijos

Compartimos tips de la vida diaria para cultivar relaciones basadas en el respecto, la comunicación afectiva y el apoyo mutuo.

Te invitamos a ver las declaraciones de Arun Mansukhani en Eduemoción 2024 sobre relaciones sanas en la familia y la escuela.

En el desarrollo de relaciones saludables con los hijos, es crucial entender la dinámica entre relaciones horizontales y verticales. En este artículo, exploraremos cómo cultivar vínculos positivos con nuestros hijos, reconociendo la importancia del poder y la estructura en estas relaciones.

Descubre cómo estas pequeñas acciones del día a día pueden tener un impacto significativo en la formación de la identidad y el éxito personal y académico de nuestros hijos/as y alumnos/as.

  1. Reconocer la Naturaleza Vertical de la Relación: Entender que la relación entre padres e hijos es inherentemente vertical es fundamental. Aunque se desee una conexión cercana, mantener un equilibrio en el poder y la autoridad es esencial para fomentar un desarrollo saludable.
  2. Brindar Cuidado y Apoyo Constante: En las relaciones verticales, como la de una madre con su bebé, el cuidado y la capacidad de proveer son pilares fundamentales. Mantener un ambiente de seguridad y confianza es esencial para establecer un vínculo sólido desde la infancia.
  3. Transición hacia Relaciones Horizontales: A medida que los niños crecen, es importante permitir que las relaciones con ellos evolucionen hacia una dinámica más horizontal. Esto implica reconocer su autonomía y permitirles participar en la toma de decisiones de manera apropiada para su edad.
  4. Practicar el Autocuidado: Para los cuidadores, ya sean padres, maestros o profesionales de la salud, es crucial priorizar su propio bienestar emocional y mental. Solo cuando están equilibrados y cuidados pueden brindar el apoyo necesario a los jóvenes.
  5. Cultivar una Comunicación Empática y Respetuosa: La adolescencia es un período de cambio y desafíos, donde los jóvenes buscan establecer su identidad y encontrar su lugar en el mundo. Para los adultos, mantener una comunicación abierta, empática y respetuosa es fundamental para guiar a los adolescentes a través de esta fase de transición.

Recuerda adaptar estos consejos según la edad y las necesidades específicas de los niños o alumnos con los que trabajas. Crear vínculos sanos con los hijos o alumnos implica comprender y respetar la naturaleza de las relaciones verticales, mientras se fomenta gradualmente la transición hacia una dinámica más horizontal. Priorizando el cuidado propio, la comunicación empática y el apoyo constante, podemos fortalecer los lazos familiares y promover un desarrollo saludable en nuestros hijos.

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