Seis claves para afrontar las rabietas
Hay que tener en cuenta que las rabietas no son iguales en todos los casos ni en todos los niños. En cada caso influyen múltiples variables que pueden favorecer o dificultar el desarrollo y el proceso de desaparición de una rabieta. Su eliminación es un proceso que requiere tiempo y constancia.
Estas recomendaciones pueden ayudaros:
* Retirar la atención. No atender una rabieta no consiste en rechazar al niño afectivamente. Consiste en retirar la atención ante la rabieta (llantos, gritos, tirarse al suelo, enfurruñarse, etc.) y volver a mostrar atención ante un comportamiento más adecuado. En todo caso podemos avisarle: “cuando te calmes te haré caso”.
* Mantener la calma. En ocasiones resulta difícil, pero es importante intentar no enfadarse ni alterarse. Así estaremos mostrando que somos nosotros quienes controlamos la situación y que su comportamiento no está teniendo efecto en nosotros. Enfadarse o gritar solo va a empeorar la situación, debemos ser un modelo de calma.
* No rechazar al niño sino la conducta. Debemos utilizar expresiones como «estás fuera de control» o «descontrolado» y nunca expresiones del tipo “eres un niño malo”. Debemos dejarle claro que lo que no aprobamos y nos desagrada es su conducta, no él.
* Mantenerse firme. Si cedemos ante una rabieta, nuestros hijos aprenderán hasta donde pueden tirar de la cuerda para conseguir salirse con la suya. Si nunca cedemos, irá dejando de utilizar esa estrategia.
* No intentar razonar mientras esté alterado. Mientras un niño está fuera de control es imposible que le hagas entrar en razón. Debemos esperar a que se calme y entonces explicarle hablar con él.
* Refuerzo positivo ante el esfuerzo por conductas alternativas. Sus buenas conductas y esfuerzos por controlarse deben ser elogiados y premiados por sus padres, mediante abrazos y comentarios agradables que refuercen su conducta.