Este modelo de aprendizaje es un enfoque pedagógico que involucra activamente al alumno en una situación problemática real, significativa y relacionada con su entorno, lo que implica definir un reto y buscar una solución.
El Aprendizaje Basado en Retos consiste en proponer a los alumnos cada día un reto y así trabajar destrezas como el esfuerzo, el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad, la empatía, la comunicación o la colaboración.
En nuestra clase de 4 años, lo hemos planteado como un calendario de sorpresas y cada mañana en la asamblea descubrimos cuál es el reto de ese día. Algunos de los retos llevados a cabo son cosas como: hacer una fila en el suelo con todos los bloques lógicos del aula y pensar ¿cuántos metros será de larga la fila?, pensar en 5 palabras que comiencen por la letra E, ordenar los juguetes y elegir los que no usamos para prestarlos a otros compañeros de otras clases o dárselos a los niños sin juguetes, inventarse una historia entre todos que trate sobre un tema en particular, contar cuántos objetos de color azul hay en el aula, entre otros tantos.
Este aprendizaje potencia la participación activa del aula. Los alumnos y alumnas se convierten en el centro de todo el proceso de aprendizaje, y los profesores actuamos como guías, permaneciendo a su lado mientras superan con éxito los retos propuestos.
Uno de los beneficios más destacados de este modelo de aprendizaje es que ayuda a aumentar la curiosidad y la motivación hacia el aprendizaje. Esta metodología facilita que los alumnos conecten con sus intereses desde el mismo momento en el que los profesores lanzamos el problema o situación que es real y que de un modo u otro afecta a su entorno o día a día.
Por: Maider Alonso. Tutora 4 años B